Tallin: 10 Atracciones de que no te puedes perder

Tallin es una ciudad medieval con corazón digital. Por una parte, es una de la ciudades medievales mejor conservadas en Europa. Por otro lado, es aquí donde se desarrollaron aplicaciones como Skype y Kazaa, de hecho, Estonia es el tercer país con mayor densidad de startups per cápita en Europa.

Tallin se puede recorrer de uno a tres días, dependiendo de cómo quieras utilizar tu tiempo. La lista de abajo contiene mis sugerencias personales pero no está sujeta a un marco de tiempo en particular. Por ejemplo: Las sugerencias 1 a la 7 están todas dentro del perímetro del centro y se pueden recorrer en un día. Las sugerencias de la 8 y 9, están un poco más afuera y requieren de la misma cantidad de tiempo como las primeras 7. Finalmente, la sugerencia 10, Rocca al Mare, está fuera del centro, requiere de transporte público y al menos de un día para recorrerla entera.

1. El centro histórico de Tallin

El centro histórico de Tallin (Vanalinn) es muy accesible y se recorre fácilmente a pie. Se encuentra a corta distancia de los principales hoteles en la ciudad como Sokos, Radisson y Nordic, por lo que realmente no es necesario usar taxis o transporte público. Algo importante a tomar en cuenta es que, como la mayoría de las calles son de empedrado, hay que ir preparados con zapatos cómodos y de preferencia deportivos. No le recomiendo a nadie la experiencia de caminar sobre piedras de 600 años de antigüedad con zapatos de suela dura.

Vanalinn está dividido en dos partes: La parte baja conocida en la antigüedad como Reval y que gozaba de independencia política (un poco como el Vaticano hoy día) y la colina o Toompea donde vivía la antigua (y vive la nueva) nobleza de Tallin y que también contiene el parlamento de Estonia. Hay muchas formas de recorrer Vanalinn, pero casi todo el mundo comienza por la puerta de Viru, dos torres gemelas y separadas de por el medio por una calle. Estas torres aparecen en multitud de fotografías y guías turísticas de Tallin y por alguna razón es uno de los lugares que se asocian con la ciudad, algo así como la torre Eiffel en París of el Big Ben en Londres.

Desde mi punto de vista no hay manera de perderse en Tallin. Recuerdo que la primera vez que visité Madrid me tocó aprenderme la ciudad en unas 48 horas. La primera vez que caí en Barcelona, me tuve que aprender la ciudad también en unas 24hrs. Tallin es menos del 5% de Madrid o Barcelona, por lo que en diez minutos la conoces como la palma de tu mano 😉

Es una buena idea comenzar el recorrido por la puerta de Viru y de allí dejarse perder por las calles medievales de Vanalinn. A medida que nos adentramos en esta ciudad, iremos descubriendo pequeños tesoros. Poner, eso si, mucha atención para no perderse de nada, porque algunos de estos tesoros están muy bien escondidos.

2. El Pozo del Gato (Esquina entre Rataskaevu y Dunkri)

Caminando desde Viru veremos una torre alta como una aguja. Esta es la torre del ayuntamiento y detrás del ayuntamiento encontraremos el pozo de los gatos. A simple vista no parece nada en particular, pero este pozo encierra uno de las leyendas más interesantes de Tallin.

En la antigüedad este pozo era la principal fuente de agua del pueblo. En aquel entonces, el pozo estaba habitado por un demonio que solo dejaba salir el agua a cambio de sacrificios. La única manera de mantener el flujo de agua y domar al demonio era a través de la oblación de animales, la mayoría de los cuáles eran desafortunados felinos que se encontraron en el lugar equivocado a la hora equivocada y terminaban pasando el resto de sus días en el fondo del pozo.

No es de sorprender que un día la contaminación del agua llegara a niveles insufribles. y finalmente un las autoridades decidieron clausurar el pozo para siempre. Desde entonces el agua de Tallin esta 100% libre de gatos, aunque todavía nos deja un sabor un poco extraño. Historias como esta nos hacen apreciar la vida en el XXI.

3. Margarita la Gordita (calle Pikk 70)

Tallin fue en su tiempo una de las fuerzas comerciales del Mar Báltico. La ciudad estaba protegida en cada ángulo por torres de defensa cada una de las cuales fueron bautizadas con apodos muy particulares como Hermán el Largo (Pikk Hermann) y Margarita la Gordita (Paks Margareeta). Construida en el siglo XIV esta torre es tal vez la más baja en la ciudad, pero es también la de mayor diámetro: 82 metros en total con paredes de 5 metros de ancho. Es por ello que nadie se sorprende por su nombre. Oficialmente, esta torre forma parte del museo marítimo de Estonia.

Toma en cuenta que si estás leyendo este artículo antes de diciembre 2019, el museo estará cerrado por renovaciones. Por el contrario, si estás leyendo este artículo después de diciembre 2019, seguramente el museo ya estará abierto y podrás conocer la enorme colección de modelos de barcos, cartas e instrumentos de navegación junto con otros artefactos marítimos. Es de notar el equipo de buceo antiguo y que se encuentra en el último piso. Puede que con la renovación lo muden a otra parte. Ya veremos.

4. Kiek in de Kök (calle Komandandi 2)

Uno de mis lugares favoritos en Tallin. Kiek in de Kök, se parece uno de esos castillos de los que se lee en libros de aventura. Es parte de un conjunto de edificios que comprenden la Torre de la Doncella, la Torre Marstal, el Museo de Piedra, la Torre de la Pierna Corta (todas las torres están apodadas en Tallin) y un complejo de pasajes subterráneos. El complejo entero tiene unos 300 metros de largo. Aquí me voy a concentrar tan solo en dos de sus partes pero si tienes tiempo, bien vale la pena visitarlo todo.

El nombre, Kiek in de Kök se traduce como «un vistazo en la cocina» y se debe al hecho de que al final de su construcción (que duró de 1475 a 1481) esta torre era la más alta de la ciudad. Los soldados solían decir que desde lo más alto era posible ver lo que pasaba en las cocinas de las casa vecinas. Esta torre vio batalla durante la guerra de Livonia y de hecho, en su estructura, aún tiene clavadas nueve balas de cañón disparadas por las fuerzas de Iván IV.

Por debajo de Kiek in de Kök se encuentran los pasajes subterráneos construidos por los suecos en el siglo XVII. Estos pasajes fueron utilizados de muchas maneras, incluso en nuestros días: Como conducto para el transporte de armas y munición del bastión, como almacén de municiones en la 1ra. Guerra Mundial, como refugio antibombas en la 2da, refugio antinuclear durante la guerra fría y finalmente, junkies los usaron como refugio tras la caída de la Unión Soviética. Hoy día restaurados, estos túneles y cámaras contienen variedad de exhibiciones interesantes y están muy bien iluminados. Es importante notar que, a medida que te internas en los pasajes el aire se hace cada vez más frío, incluso en verano, por lo que es bueno estar prevenido y venir con abrigo.

5. La Catedral Alexander Nevsky (calle Lossi plats 10)

En el tope de la colina de Toompea, entre Kiek in de Kök y el edificio del parlamento (Riigikogu), se encuentra la Catedral Alexander Nevsky. Esta catedral ortodoxa, bautizada con el nombre del príncipe ruso que invadió el sureste de Estonia en el siglo XIII, es uno de los edificios más imponentes de Tallin. La catedral fue diseñada en 1894 por Mikhail Preobrazhensky bajo órdenes del Zar Alejandro III.

Por muchos años, y debido al hecho de que esta catedral fue construida en el periodo de «rusificación» de Estonia, voces en el gobierno han demandado su demolición. Considerando como van la relaciones entre Estonia y Rusia estos días, no sería de extrañar que un buen día la catedral fuese demolida por sus vecinos de al frente.

6. El Castillo de Toompea (calle Lossi plats 1)

Frente a la Catedral Alexander Nevsky, después de pasar el parking, está el Castillo de Toompea, también conocido como Riigikogu o el Parlamento Estonio. Por más de 800 años Toompea ha sido el centro del poder político de Estonia. Durante ese tiempo el castillo has sido de hogar de virreyes daneses, comandantes de la orden de Livonia, gobernadores suecos, gobernadores rusos y oficiales soviéticos. Como te puedes imaginar, en 800 años a los estonios no les han dado ni un respiro con tanta invasión. Se comprende el que quieran mandar a la demolición al vecino del frente.

El Castillo de Toompea comprende 8 edificios con sus jardines y patios, entre el que se destaca la torre Pikk Hermann (Hermán el Alto, seguimos con los apodos). En el tope de esta torre hondea el tricolor azul blanco y negro de Estonia. Hoy día el castillo es la sede de los 101 miembros del parlamento y los 251 funcionarios de la cancillería.

Si tienes tiempo, es posible tomar un tour individual o en grupo para conocer todos los detalles del castillo. Hasta donde tengo entendido no hay tours en español todavía. Tan solo se ofrecen tours en inglés, ruso y estonio. A ver si nos espabilamos y empezamos a visitar Tallin más seguido para que así nos pongan finalmente uno en español.

7. El Claustro del Monasterio Dominico (calle Müürivahe 33)

Este monasterio del siglo XIII nos ofrece la oportunidad de sumergirnos en la vida de los monjes medievales. La mejor manera de encontrarlo es: después de pasar la puerta de Viru, caminar hasta encontrar un centro comercial moderno a la derecha. De allí, doblamos (a la derecha) y seguimos por la calle Müürivahe hasta encontrar el portal de entrada del lado izquierdo que dice: Püha Katariina kloostri klausuur.

El entrar es un viaje en el tiempo de vuela al año 1246, La ausencia de luz es considerable. Las únicas fuentes de iluminación disponibles proviene de velas y pequeñas ventanas. Es posible explorar los dormitorios de los monjes, la biblioteca, y las diferentes cámaras donde los monjes pasaban su vida diaria. Bajando al sótano se encuentra la cámara que contiene la «columna energética» una columna de piedra que supuestamente posee poderes místicos. Poderes místicos o no, el claustro del monasterio dominico nos ofrece una ventana única al mundo antiguo medieval.

8. Kalamaja

Kalamaja es uno de los distritos más pintorescos y bohemios de Tallin. Se encuentra a poca distancia del centro histórico, cruzando la estación principal de trenes. Desde el observatorio de Toompea es muy fácil de ver. En sus orígenes Kalamaja era una villa de pescadores. De hecho el nombre Kalamaja se traduce como «casa de pesca».

En los últimos años este distrito se ha convertido en el hogar de artistas, gourmets y en general, hipsters. Para los amantes de la buena comida, el mercado de Balti Jaam les viene perfecto con gran variedad de especialidades locales. En el segundo piso encontraremos un mercado de antigüedades y stands con variedad de productos artesanales de Estonia.

En Kalamaja hay mucho que ver y no sería posible enumerarlo todo aquí. Sin embargo vale la pena hacer mención alguno de los sitios que más me llaman la atención: la prisión de Patarei (Kalaranna 2), la fábrica de pianos de Estonia (Kungla 41) y el complejo de Telliskivi Loomelinnak (Ciudad Creativa de Telliskivi). Vale la pena aventurarse un poco y contemplar la arquitectura local y la atmósfera de este distrito, que en los últimos años, se ha convertido en uno de los más codiciados para vivir en Tallin.

9. El Palacio Kadriog y KUMU

En el lado este de Tallin, más allá del centro de la ciudad se encuentran el Palacio de Kariorg y el museo de arte contemporáneo KUMU. La razón por la que aparecen juntos aquí es porque geográficamente el palacio de Kadriog y KUMU están uno al lado del otro. Por una parte el palacio de Kadriog es una joya arquitectónica del 1700 concebida por el Zar Pedro el Grande. El nombre Kadriorg se traduce como «el Valle de Catalina», en honor a Catalina I.

El distrito de Kadriorg es un mundo aparte. Un lugar ideal para contemplar joyas arquitectónicas mientras nos hacemos una caminata por el parque. Vale la pena tomarse al menos medio día para disfrutar tanto del las exhibiciones dentro del palacio como de sus enormes jardines y además pasearnos por el museo de arte contemporáneo.

Así como palacio de Kadriorg es una joya de la arquitectura barroca, el museo KUMU es una joya de arquitectura contemporánea. Un edificio impresionante construido dentro en un acantilado de piedra caliza que ganó el título de «Museo Europeo del Año» allá en 2008. El museo funciona, por un lado, como galería nacional a cargo de la conservación de obras maestras del pasado y por otro, como galería, exhibiendo las últimas creaciones de artistas estonios e internacionales.

Incluso si no eres un aficionado del arte, vale la pena venir aquí, si no por otra cosa que disfrutar de la arquitectura de este magnífico edificio.

10. Rocca al Mare

Rocca al Mare puede sonar como el nombre de una costa en el sur de Italia, pero en este caso es de Estonia y al norte. Aunque el área de Rocca al Mare hace referencia a su centro comercial, es aquí también se encuentran el zoológico de Tallin y el Museo Etnográfico al Aire Libre. Personalmente, yo no soy de ir a centros comerciales, pero entiendo que a quién le mola, así que por que no. Aquí definitivamente es posible de combinar shopping con una excursión cultural.

Mi lugar favorito en Rocca al Mare, y el que recomiendo a todo el mundo, es el museo etnográfico. Más de setenta edificios antiguos distribuidos sobre 70ha de terreno junto al mar y entre los bosques de Rocca al Mare. El museo alberga 150 años de la historia de la agricultura de Estonia, pero tal vez la razón principal para venir aquí es para respirar el aire del mar Báltico mientras recorremos los caminos del museo bordeando la costa.

Para llegar aquí desde el centro, son diez minutos en taxi o veinte minutos con transporte público. Desde la parada de Viru se puede tomar el bus número 21 o 21b con dirección a Rocca al Mare. Los boletos de autobús cuestan un Euro y se pueden adquirir en una variedad de formas digitales pero también se pueden comprar a la antigua, pagando en efectivo al conductor.

Esta lista está muy lejos de ser exhaustiva. Hay muchísimo que ver en Tallin, pero la idea es que al menos sirva de punto de referencia para planificar tu recorrido por esta ciudad del norte de Europa. Si quieres conocer más cosas sobre este país, podrás encontrarlas en nuestra web.