Suiza es famosa por sus paisajes idílicos con imponentes montañas alpinas, valles de infarto y, por supuesto, lagos que dejan a uno sin palabras. Este post lo dedicaré a presentaros algunos de los lagos más bellos e impactantantes del país. Sin lugar a duda, una visita que debéis hacer al menos una vez en la vida para contemplar con vuestros propios ojos las estampas tan bellas que la naturaleza puede llegar a ofrecer. ¡Comenzamos!
Bachalpsee
Esta increíble formación natural de agua situada en Grindelwald, el pueblo de los glaciares, es uno de los lagos más fotografiados de Suiza. Podéis llegar a él desde First, a donde se accede en teleférico tras unos 30 minutos de trayecto desde Grindelwald. Existe un dicho que dice que lo importante no es el destino, sino el camino recorrido, algo que en este caso se corresponde al 100%. Lo que veréis al llegar a First os dejará pasmados, ya que estaréis a los pies de cinco de los picos más majestuosos de los Alpes: Jungfrau, Mönch, Eiger, Wetterhorn y Schreckhorn. Un espectáculo grandioso que no os podéis perder.
Desde First podréis tomar la ruta hacia Bachalpsee a pie. La dificultad que presenta es muy baja, pudiendo hacerla perfectamente hasta con niños pequeños. No os tomará más de 45 minutos.
Al llegar al Bachalpsee os encontraréis algo realmente espectacular: unas aguas totalmente cristalinas reflejando el gran e imponente Schreckhorn, de más de 4.000 metros de altura. Una imagen que deja a la altura del betún a las más bellas postales de naturaleza.
Oeschinensee
¿Siempre habéis soñado con sumergiros en aguas de catálogo de viajes, de esas totalmente cristalinas de color turquesa? Entonces las del Oeschinensee son las que buscáis, uno de los mayores lagos de los Alpes de Suiza. Situado a más de 1.500 metros de altitud en el Oberland Bernés, este paraíso está considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es que, si os gusta la naturaleza, es un paraje que tenéis que visitar sí o sí.
¿Cómo podéis llegar hasta este lugar? El punto de partida se encuentra en Kandersteg. Desde aquí tenéis varias opciones:
- Coger un telecabina y hacer los últimos 20 minutos a pie.
- Recorrer el camino completo andando, lo cual os llevará alrededor de una hora y media.
- En los meses de verano tenéis otra variante: tomar el telecabina y después alquilar un coche eléctrico que os dejará en el mismo lago.
En cualquier caso, el recorrido a pie es espectacular, por lo que si os encontráis con ganas, elegiría esta opción. Otra buena también interesante es subir en telecabina y hacer la bajada andando.
Y para los más aventureros, existe un tobogán alpino (Rodelbahn Oeschinensee) muy cerca de aquí por el que podréis descender en una especie de trineo a lo largo de 750 metros a través de las montañas. ¡Tenéis que probarlo!
Riffelsee
A más de 2.800 metros de altura nos encontramos con esta increíble joya natural situada también en Suiza, el Riffelsee, uno de los lagos más visitados de todo el mundo. Si conocéis los Toblerone, seguro que reconoceréis la imagen que en este lago se refleja: el majestuoso Matterhorn o Monte Cervino. Sin duda, un espectáculo de la naturaleza que no os podéis perder.
Para poder disfrutar de estas maravillosas vistas deberéis coger un tren cremallera en Zermatt con destino Gornegrat, el primer tren cremallera eléctrico de Suiza y el más alto de toda Europa. Podéis comprar los tickets aquí. A partir de este punto tenéis varias alternativas:
- Bajarse en la parada de Rotenboden y continuar 15 minutos a pie.
- Bajarse en la parada anterior, en Riffelberg y caminar durante 45 minutos hasta el lago.
- Mi preferida: llegar hasta la última parada (Gornegat) con el tren y descender andando durante más o menos una hora.
El camino desde Zermatt hasta Riffelsee es espectacular, pudiendo contemplar a su paso numerosos cuatromiles y tres glaciares, así que os recomiendo tener siempre los ojos bien abiertos y vuestras cámaras a mano. En el tren cremallera os aconsejo sentaros en el lado de la derecha, que ofrece las mejores vistas. Los senderos para acceder al lago son perfectamente aptos para principiantes, por lo que si vais con niños no supondrá ningún problema llegar a vuestro destino.
Stellisee
En la misma línea del Riffelsee se encuentra el Lago Stellisee, situado también en Suiza. Este lago ofrece igualmente unas vistas espectaculares del Matterhorn o Monte Cervino, el cual se refleja por completo en sus aguas cristalinas. Se trata del primer lago de la famosa Ruta de los Cinco Lagos de Zermatt, Suiza (Stellisee, Grindjisee, Grünsee, Moosjisee y Leisee). De hecho, a poquísima distancia del Stellisee os encontraréis con el Grindjisee, por lo que si no queréis recorrer la ruta completa, podréis al menos disfrutar de estas dos maravillas de la naturaleza de una misma vez.
A este increíble lago se accede desde Zermatt, desde donde debéis coger un funicular a Sunnega (tickets en este link). Una vez allí podéis continuar caminando durante aproximadamente una hora y media hasta el lago o tomar un telecabina hasta Blauherd para seguir vuestro camino a pie durante unos 30 minutos.
Os recomiendo ir lo más temprano posible porque no es poca la gente que decide ir a admirar esta maravilla. Cuanto más pronto, más solos estaréis y más fácil será tomar una increíble instantánea para el recuerdo. Además, conforme pasa el día se van formando brisas que impiden un reflejo nítido del Matterhorn en las aguas del Stellisee, por lo que vuestra foto no será tan bonita como a primera hora de la mañana.
Si decidís tomaros un descanso y necesitáis reponer fuerzas, os recomiendo bajar a la cabaña Fluhalp. Allí podréis llenar el estómago con buenos platos típicos suizos mientras disfrutáis de unas vistas inigualables de los Alpes.
Gelmersee
La excursión al Gelmersee es algo realmente especial, y es que no podréis llegar hasta esta belleza sin soltar algo de adrenalina:
Este increíble lago se sitúa en el Oberland Bernés, a 1.860 metros de altitud. Se llega hasta él desde un pueblecito llamado Handegg. Aquí deberéis cruzar un espectacular puente colgante de unos 1.500 m de longitud desde donde las vistas a las maravillosas cataratas Handegg os dejarán ya boquiabiertos. El puente en sí es toda una atracción, pero lo que os espera os gustará aún más.
Acto seguido os encontraréis con el Gelmerbahn, el funicular de techo abierto más empinado de Europa hasta la construcción del Stoos (Suiza) en 2017. Fue construido en 1926 y atraviesa una pendiente de un 106 %, por lo que, aunque el recorrido sólo sea de un kilómetro, tardaréis unos 10 minutos en llegar a lo alto. El funicular no tiene ni siquiera cinturones de seguridad y su parecido con una montaña rusa es innegable. Por supuesto, no es apto para aquellos que tengan miedo a las alturas, pero si os atrevéis a montaros, os aseguro que el viaje merece la pena con creces, ya que las vistas que obtendréis desde el mismo son indescriptibles.
Una vez arriba habréis llegado a vuestro destino, el Gelmersee, un increíble lago de aguas azul celeste que reflejan las numerosas montañas que lo rodean como si de un espejo se tratase. Si os quedan ganas de caminar, podréis dar la vuelta completa al lago en unas 2 horas.
Consejos prácticos:
- El Gelmerbahn solo tiene 24 plazas, por lo que es importante reservar con un par de días de antelación en su página web: https://www.grimselwelt.ch
- Este funicular sólo está abierto desde mediados de junio hasta mediados de octubre, de 9h a 16h, por lo que es importante planear si una vez arriba vais a caminar un poco o si sólo vais a tomar unas fotos y volver a bajar.
Espero que os animéis a disfrutar de estas maravillas y si queréis conocer más sobre Suiza u os apetece visitar otras de sus muchos encantos, no olvidéis pasaros por alguno de mis otros posts:
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3 comments
Muy interesante y muy bien escrito
Gracias, Guadalupe!
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