Los valles de Napa y Sonoma son el segundo lugar más visitado de California después de Disneyland. Este dato dice mucho sobre el atractivo turístico, cultural y gastronómico que tiene este pequeño enclave al norte de San Francisco.
En ruta a los valles más populares de todo Estados Unidos.
Salimos de San Francisco, y como último homenaje a la ciudad, por el golden Gate por la 101 rumbo norte. Lo primero que nos encontramos después de dejar atrás el puente es el túnel del Arcoiris, que recientemente las autoridades locales le han cambiado el nombre por el Túnel Robin Williams, en honor al actor fallecido hace unos años. Luego la carretera cae hacia el borde del río y serpentea por el verdoso paisaje entre puentes, casas de ensueño y bosques frondosos. La primera parada no tardamos mucho en realizarla, unos buenos amigos que vivieron unos años en San Francisco nos recomendaron que no dejáramos de ir a tomar un buen desayuno en Theresa and Johnny´s Comfort Food en la ciudad de San Rafael (www.theresajohnyys.com), para ellos era un lugar habitual y de obligatoria visita los fines de semana. No nos costó mucho encontrarlo, situado en una de las calles tan pintorescas de San Rafael por fuera no parecía gran cosa con su fachada roja y su toldo de color negro, el interior tampoco era una gran maravilla, bien decorado pero muy sencillo, tomamos asiento en una de las mesas junto a la cristalera de la fachada y sin esperar a que nos atendieran ya teníamos claro lo que íbamos a pedir: Huevos Benedictinos y bandeja de fruta fresca, ración individual para cada uno por supuesto. Cuando llegó aquel desayuno/brunch a nuestra mesa era digno de ver aquellas caras, el momento estelar fue al probar los Huevos Benedictinos que estaban perfectamente cocinados, de los mejores que probamos en todo el viaje. Mi hija no dejó ni una sola de las fresas de la bandeja de frutas para los demás, decía que sabían a fresas. Y es que es muy común aquí, al producir en tan grandes cantidades que las frutas pierdan buena parte del sabor en el proceso de cultivo. Al final logramos descubrir el truco de Theresa y Johnny´s gracias a su encargado, de origen mejicano, que nos comentó que su proveedor de fruta era un pequeño agricultor de un pueblo cercano que tenía sus cultivos a la orilla del mar.
Entrando en la zona de viñedos el paisaje se torna verde y ocre.
Proseguimos nuestro camino con una sonrisa en nuestras caras hasta Petaluma y nos desviamos por la 116, a partir de aquí ya se aprecian a apreciar de forma mas constante la cantidad de viñedos y bodegas que comienzan a poblar estos valles. Llegamos a la ciudad de Sonoma que le da nombre al valle y a la región vinícola. Cuando te adentras en el valle te das cuenta de porqué este es el epicentro del vino en todo Estados Unidos. Además Sonoma tiene el doble de campos de cultivo que Napa, lo que para algunas personas es apreciado como un distintivo de menos encanto, pero realmente su tamaño le confiere un atractivo particular y es que produce mucha más cantidad de variedades de uvas que su vecino. Posee alrededor de 450 bodegas entre productores grandes y pequeños. Su vino más famoso es el Chardonnay y le siguen Pinot Noir, Red Blends y Sparkling Wine.
El área está conformada por 70.000 acres de cultivo que van desde el interior del valle con sus altas montañas hasta la orilla del mar. Esta variedad de climas confiere este especial carisma a estos dos valles, ya que cada tipo de uva de aclimata a la altitud a la que es cultivada y esto produce una gran cantidad de texturas y sabores que combinados en las manos de los maestros y artesanos obtienen estos vinos tan especiales.
El paisaje es abrumador, serpentear por la carretera que se adentra en el valle y verte rodeado por tal cantidad de viñedos es un espectáculo muy recomendable, especialmente al atardecer. No teníamos previsto este primer día visitar ningún viñedo ni bodega, por lo que nos dedicamos a deambular sin rumbo fijo disfrutando del paisaje y del maravilloso olor a uvas.
Cuando yaz caía el sol estábamos circulando por una carretera de montaña llamada Moon Mountaint Road, paramos el coche en una lado y subimos a una pequeña colina que miraba dirección oeste, en ese momento, sin dudarlo, nos sentimos las personas más privilegiadas de todo el valle, sentados allí, en aquellas rocas, contemplando todo el esplendor y dimensión del valle mientras el sol caía detrás de las montañas fue una de las experiencias familiares más hermosas de todo el viaje.
Al día siguiente nos tocaba la ineludible y apetecible visita a una bodega. Nuestra hija por ser menor de edad no podía realizar con nosotros la degustación de vinos, así que le buscamos una alternativa de ocio. Al final no le convenció ninguna y prefirió quedarse en el centro de Sonoma tomando fotografías y visitando varias tiendas de antigüedades que es una de las cosas que más le apasiona.
Visitar algunas de las bodegas y realizar una degustación de vinos es obligatorio en estos valles.
Pero volvamos a nuestra visita a la bodega, no queríamos ir a una de las bodegas gigantes que comercializan muchísimo vino, con grandes extensiones de viñedos y que parecen salidas de alguna telenovela, nuestra elección estaba más enfocada a una pequeña bodega, que cuidara mucho su producto y que fuera más acogedora y familiar y que sus raíces fueran bien profundas en estos valles. Nos decantamos finalmente por Martinelli (www.martinelliwinery.com), asentada en el valle alrededor de 1880 y dedicados desde entonces a la agricultura y al cultivo de la vid. Llevan ya seis generaciones dedicadas a sus tierras y al cuidado de los mejores vinos de la zona. Tienen una tradición muy arraigada y desde muy pequeños ya están enfocados en las labores y aprendizaje del cultivo de las vides. Como anécdota Leno Martinelli comenzó a trabajar en los viñedos familiares a la edad de 5 años, en 1909, y a los 12 años tras la muerte de su padre se tuvo que hacer cargo de la producción de la granja. Hoy en día la bodega es dirigida por el matrimonio formado por Lee and Carolyn Martinelli y sus cuatro hijos, Julianna, Lee, George y Regina.
La experiencia de la degustación tiene variedad de opciones en diferentes rincones de la bodega, nosotros nos decantamos por la degustación del patio exterior ( Wineyard Terrace Tasting ), rodeado de viñedos y bajo la sombra de varios robles, el precio está bastante asequible y ronda los 25 dólares, podrás degustar hasta 6 vinos diferentes de la bodega entre los que destacan: Chardonnay, Pinot Noir and Zinfandel, la degustación dura aproximadamente dos horas que se te pasarán volando y disfrutando de los mejores vinos del valle de Sonoma, nuestra favorito fue sin lugar a dudas el Chardonnay Bella Vigna de 2016.
La atención que recibimos en la bodega fue, además de familiar, muy ilustrativa y enriquecedora, como detalle final vino a atendernos a nuestra mesa uno de los dueños, George Martinelli y estuvimos intercambiando opiniones, no solo de los vinos californianos, sino de los excelentes vinos que se producen en España, de los cuales él era muy conocedor y había tenido oportunidad de visitar La Rioja y las Islas Canarias donde había aprendido bastante sobre el cultivo de la vid en altura y las distintas variedades de uvas que se aclimatan a diferentes altitudes, había venido encantado de sus viajes a España. Al ver nuestro interés y el conocimiento que teníamos del cultivo de la vid por motivos familiares nos invitó a realizar un pequeño tour, con él de guía, por parte de los viñedos que posee su familia. Fue una tarde increíble escuchando y aprendiendo de la experiencia de un hombre que tiene un antecedente en el mundo del vino de más de 135 años. Gracias George por tu disposición.
El valle de Napa es más conocido al ser sus vinos marcas más comerciales.
Bueno, una nos tocaba recoger a nuestra hija y continuar camino hacia el valle de Napa donde pasaríamos la siguiente noche. De nuevo no decantamos por una casita en el downtown de Napa a través de Airbnb (www.aribnb.com). Nos tocaba cenar y en todo el valle la influencia italiana es muy poderosa, no solo por el tema del cultivo de las vides y la producción de vinos, sino en la gastronomía y diría que en parte de la arquitectura local. Preguntamos a nuestro anfitrión por un buen restaurante para cenar y nos recomendó Bistro Don Giovanni (www.bistrodongiovanni.com), un restaurante con comida clásica italiana con una pasta artesanal maravillosa.
Al día siguiente, y teniendo más fama, merecida, el valle de Napa, nos decidimos por realizar una visita a una de las mejores bodegas de todo el valle y posiblemente de la región, el estado y el país. Y como no, nuestra elección fue una de las bodegas más espectaculares de toda California, y por supuesto con raíces italianas, Castello di Amorosa.(www.castellodiamorosa.com), la historia de esta bodega es muy reciente, fue abierta en 2007 por Dario Sattui, pero el legado y la sabiduría de sus propietarios viene de muchísimas generaciones atrás, se remonta a 1885, cuando su bisabuelo Vittorio Sattui funda en San Francisco la bodega Santa Helena Wine Cellars hasta que en 1920 la prohibición estatal de la venta de alcohol les obliga a cerrar la bodega. Es así como Dario Sattui nace y crece con las historias familiares de la producción de vino, de joven se obsesiona con el legado familiar y con la arquitectura medieval, viaja a Europa después del colegio donde recorre por varios años todos los castillos medievales y aprende sobre la arquitectura del siglo XIII. En 1972 regresa a USA y compra unos terrenos en el valle de Napa con la idea de volver a abrir el negocio familiar que llevada más de 50 años cerrado. Comienza a producir vinos y parte de su sueño comienza a tomar forma, pero faltaba una pieza por encajar, el castillo medieval, quería que fuese el centro de sus viñedos y desde donde poder vender sus vinos en exclusiva. Así en 1994 comienza la construcción del castillo medieval. El proyecto empieza a crecer y finalmente termina con 107 habitaciones y cuatro niveles. Importó más de un millón de ladrillos de Europa para terminar el castillo y trajo más de 200 contenedores con materiales y mobiliario del viejo continente.
Esta vez nos decantamos por un tour y una degustación, en el Castello di Amorosa tienen una combinación de tours en la que sí puedes llevar a tus hijos, y degustarán unos excelentes jugos de uvas. Es quizás más impresionante el tour por el castillo, que está construido exactamente como los castillos medievales, con las torres, las fosas, los establos, etc. Y la degustación es de 5 vinos diferentes de la bodega. Nosotros elegimos la modalidad “Guided Tour and Premium Wine Taste”, por 45 dólares los adultos y 35 dólares los niños (entre 5 y 20 años). Aquí también ganaron los vinos Chardonnay, siendo el mejor el 2018 Chardonnay Reserve, aunque cabe destacar también el 2018 Pinot Bianco.
Fueron tres días maravillosos en los valles de Sonoma y Napa, con experiencias vinícolas muy interesantes y con unos vinos fantásticos, merecida su fama en todo el mundo y nos encantó el cuidado y el mimo que reciben todos los viñedos, desde los más comerciales y glamurosos hasta los más artesanales hasta las pequeñas producciones. Nos encantó además saber que aprecian tanto los vinos españoles e italianos, estos últimos por algo tan evidente como su legado histórico y familiar.
Ya no seguiremos más hacia el norte, ahora toca dirigirnos hacia el interior de California y comenzar a bajar a nuestro siguiente destino, Yosemite National Park. Hasta la próxima amigos, y gracias por leernos y disfrutar con nosotros de estas aventuras.
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